Kwashiorkor.

Había una vez, un niño llamado Ahmed que vivía en África, concretamente en el sur. Este niño era discriminado por el resto porque era blanco ya que su madre y su padre eran españoles pero se mudaron a África por razones que desconocía. Ningún niño quería jugar con él y ninguna niña quería saber nada de él. El pobre Ahmed incluso les escuchó llamarle a sus espaldas "niño leche". Ahmed vivió toda su infancia y adolescencia siendo discriminado, hasta que se le abrieron puertas en otros países y pudo irse lejos, muy lejos para rehacer su vida. Y así fue, acabó casándose con una chica española llamada María y volvieron a África para presentarla a la familia de Ahmed que eran los únicos que lo habían apoyado. Allí no había mucho dinero pero estaban felices así que se quedaron a vivir allí. Pasaron los años y la pobreza llegó al pueblo. Hubieron sequías y se quedaron a dos velas. No tenían donde cultivar. No tenían agua. El suelo se agrietaba así que no podían tener ni plantas ni animales. Y empezaron a llegar las enfermedades y la más grande pobreza. En este tiempo, María y Ahmed tuvieron un hijo y lo llamaron Abdulie. María era morena y Ahmed también... entonces, ¿por qué su niño tenía el pelo pelirrojo? A los dos años, el pelo de Abdulie cambió de moreno a pelirrojo y no sabían por qué. Tenía buen aspecto, por así decirlo, y aunque no comía mucho porque eran muy pobres parecía que engordaba. Tenía la cara redondita y la tripa también. Todo parecía ir en orden hasta que un día, su piel empezó a cambiar. Se asustaron mucho, ya sabéis que a los padres les duele más cuando sufren sus hijos que cuando sufren ellos mismos, así que fueron a España, a ver a un médico. El pobre Abdulie había sufrido mucho por ser diferente, igual que su padre, lo que los niños no sabían era que Abdulie tenía una enfermedad llamada Kwashiorkor, causada por la desnutrición. María y Ahmed consiguieron quedarse en España y ganar dinero para la manutención de su hijo y de ellos mismos. El joven Abdulie sobrevivió, pero como él, hay miles de niños por el mundo, y no creo que vayan a tener su misma suerte...

Angy